martes, septiembre 20, 2005

El reencuentro

Después de cinco años...

Terminé de escribir, publiqué y cinco minutos después sonó el citófono: llegó diez minutos antes de lo acordado. No resistí y miré por la ventana a través de las cortinas (no las corrí, eso sí hubiese sido notorio).
Yo temblaba. Al contestar el citófono y escuchar su voz me puse peor, y su llegada hasta mi puerta me pareció una eternidad. "No me tiene que gustar, no debe gustarme" pensaba mientras me paseaba tras la puerta. Sonó el timbre y lentamente tomé el picaporte.
Al abrir la puerta lo vi: era el mismo niño alto de anteojos que me deslumbró hace trece años, sólo tenía el pelo un poco más largo. Sin mediar palabra, y como siempre fue nuestra costumbre, nos dimos un gran abrazo del que no nos soltamos en minutos. Yo no podía discimular que temblaba y no quería separarme de él. Y daba los mismos abrazos especiales de siempre, esos en los que me olvidaba del mundo, en los que podía descansar si tenía pena...
Entramos, nos sentamos en el sofá. Teníamos demasiado que contarnos, pues eran cinco años desde aquella carta que él clasificó como la muestra de amor más grande que alguien le haya dado. Yo, por mi parte, con lo aprehensiva que siempre fui con las personas a las que quería, a él lo dejé ir, con la opción de que volviera en un tiempo más, y si no lo hizo yo entendí que optó por su bien.
Me mostró sus fotos de su viaje a Europa, me contó de sus trabajos y de su vida en general. Yo le mostré mis fotos del viaje a Corea y le conté también qué pasó conmigo en estos cinco años. Trajo una recopilación de música de esos tiempos. Me pidió perdón por no haber vuelto a comunicarse mientras escuchábamos esas canciones que bailábamos sin descanso. Yo le dije que el trato era dejarlo libre y yo lo cumplí. Él no quería perder mi amistad, pero tenía miedo de que yo lo rechazara... ¡cómo iba a rechazarlo! Le confesé de mis búsquedas fallidas, las que no seguí para no interrumpir su vida.
Conversar, conversar, conversar compulsivamente. Silencios nada de incómodos en el que nos tomábamos de la mano en señal de "qué lindo es volver a verte". Nos abrazábamos cada tanto, no dejaba de pedirme perdón, y yo no dejaba de decirle que no podía odiarlo. Hasta que llegamos a hablar de "nosotros"...
A medida de que pasaban las horas nos dábamos cuenta de que siempre fuimos el uno para el otro. Nos preguntamos el porqué no antes, pero después vimos que no podría haber sido en esos tiempos, pues teníamos muchos aprendizajes pendientes hace cinco años y ahora estaban resueltos. Sólo nos falta esperar un tiempo para estar juntos, algunas cosas pendientes de su parte deben resolverse y, por mi parte, después de haber esperado trece años, qué más da esperar un poco más al que sigo pensando es mi hombre ideal, ese que está hecho a tu medida...
Tenía miedo de ser la niña de catorce enamorada del de 17... en realidad así es, pero quise ir más allá y comprobar que no estaba sosteniendo una ilusión y saber cuáles son las áreas en las que la madurez se había manifestado. Para colmo de males, la madurez le ha venido muy bien y aquellas cosas que fui descubriendo me hacían decir que a pesar de ser una adolescente había elegido bien, pues ahora que no lo era seguía impresionándome con nuestras coincidencias.
Al ver la hora era más de medianoche y aún siquiera habíamos comenzado a ponernos al día de tanto tiempo sin vernos. Luego, la tarde del domingo no bastó y el lunes por la tarde ya habíamos pasado por todos los temas, desde política hasta la vida cotidiana, él me hablaba sus tecnicismos (y con eso me derretía) y yo los míos, y nos deslumbrábamos con aquellas cosas que podíamos compartir mutuamente, de aquellas que teníamos en común, de aquellas que siempre esperamos de quien estuviera compartiendo nuestras vidas y que teníamos sin mayor esfuerzo, sólo siendo nosotros mismos. Me aseguró que tenía la certeza de que conmigo sería feliz. Por supuesto, yo también lo sería.
Ahora calma, Pastora... no des otro paso en falso. Hazte amiga del tiempo y de la espera. Si después de trece años sigues viendo en él al hombre que siempre quisiste, si después de renunciar a él por amor hace cinco años ha vuelto... pues, entonces, espera un poco más para no tropezar y, de una vez, ser felices juntos.

Saldos al día:
  • Un precioso mail en el que me piden perdón... no te preocupes, no creo que estés intentando ponerte en contacto conmigo. Si puedo serte útil en algo, sólo dímelo, si puedo ser de apoyo para tus momentos de angustia no lo dudes... ya no hay rencor ni odio, y si te saludé para tu cumpleaños fue porque me nació del corazón, no porque quisiera molestarte o algo así. Sólo quiero que estés bien y si te sirve hablar conmigo está bien, si no quieres contactarte lo entiendo, pero ya mi corazón no late por ti y los malos sentimientos están en el olvido: te perdoné.
  • Del 18 no supe nada de nada... me quedé con ganas de comer asado... ¿qué hice el domingo? ¡trabajé! Era la única trabajando ese día en mi sección y en las cercanas (en las otras seguramente trabajaron, pero están lejos de ahí...). Me gusta tanto mi pega que no me importó trabajar el 18 de septiembre, estaba feliz y celebré la independencia de Chile con vino virtual, ¡salud! jeje... En todo caso, el día estaba precioso y daban ganas de hacer un pic nic en los prados cercanos, pero no se hubiese visto muy decoroso, jeje :P

Soooooooooooola... cuando oscureció ya me dio julepe, jeje :P (se escuchaba sólo "el sonido del viento" jajaj y el tecleo de mi PC, jejej).

jueves, septiembre 15, 2005

Misión cumplida (actualizado el 16 de septiembre)

Y aquí está, señoras y señores... aquello que me tenía a full.

¡¡¡¡¡Sí!!!!!, ¡ya está en el aire! Los siento como un hijo y estoy orgullosa de haber participado en un equipo tan espectacular... con ustedes:


Así es: Fui invitada a participar de este proyecto que es un blog para El Mercurio. Dvinos es una publicación mensual de Ediciones Especiales Periodísticas y ha sido concebida de forma interactiva, es decir, el suplemento está complementado con un blog.
Es un honor trabajar con este equipo (los más cercanos son Jorge, Ana María y Patricio), me siento muy a gusto y doy muchas gracias a la confianza que han depositado en mí Arturo Catalán y Pedro Álvarez. Creo que nada más maravilloso que trabajar en lo que uno ama y les doy las gracias a ellos por permitírmelo.
Creo que esta tarde recién dimensioné dónde estaba: el primer blog de El Mercurio, todo el mundo preguntando por la joyita... y yo ahí, amiga de los tags y enemiga del tiempo, recién a las 19 horas entendí que estaba en la portada de Emol... aún faltaban detalles, pero ya estábamos siendo vistos. Durante la mañana todo se veía difícil, y en la noche mirábamos una y otra vez nuestra obra de arte y no lo podíamos creer.
En fin, fue intenso, pero me fascinó. Ahora viene la siguiente parte. Por lo pronto, después de la travesía, nos fuimos a comer sushi para celebrar... la foto se las prometo para mañana.
Gracias a todos por sus lindas palabras, por el ánimo y el apoyo... un abrazo para todos quienes se sienten parte de este logro.

Saldo actualizado:
Aquí está la fotito de la celebración... tenía una foto con Ana María y Arturo y no sé que pasó que salió defectuosa, buaaaaaaaaaaaaaaaaaaa... ¡snif! Estaba tan bonitaaaaa...

No les miento: primera vez que iba a comer sushi... jeje...

Estoy sola en mi casa... hoy estuve más de 13 horas trabajando, muy a gusto. Anoche llegué a mi casa a las 00.30, me dormí después de la una, y a las 7.30 ya estaba en el diario otra vez, ¡feliz! Es más, no tengo ni sueño, es que es la mezcla de emoción y también... el evitar llegar a mi casa, estar sola, sentirme sola y pensar tonteras escuchando música.
Por lo pronto, creo que cuando me duerma no me despertaré en todo el día, ha sido una semana agotadora, pero aún estoy acelerada.
Y el domingo... a trabajar y créanme que estoy feliz... claro, entre pasar todo el día sola e ir a trabajar prefiero lo segundo. Es por eso que cuando tengo amigos que viven solos les ofrezco compañía, porque sé que se sienten como me siento yo hoy y me sentiré todo este fin de semana.
Pero no estemos tristes, hoy comí empanaditas y compartí con mis nuevos compañeros de trabajo, fue muy entretenido. Le conté esto a mi mamá y me dice que para ella es fuerte escuchar estas cosas, porque aún no procesa que ya entré al mundo laboral...

P.D.: A pesar de todo... Feliz cumpleaños (si es que aún te das una vuelta por aquí, aunque no lo creo... en fin, no pude evitar pensar en que hoy es 16 de septiembre...).

domingo, septiembre 11, 2005

Ave fénix y pollo mojado...

Renaciendo de mis cenizas y naciendo a nuevos horizontes...

Después de lo que me pasó, estoy intentando ser el ave fénix que he sido siempre en estas situaciones. Luego de la rabia incontrolable que tenía, me vino una pena muy profunda. Ahora, pienso en él y lo extraño, asumiendo que nunca más será como antes. Lo que más me duele es haber perdido ese compañerismo especial, ese que tuvimos desde que éramos amigos íntimos y que mantuvimos al "estar juntos". Pero bueno, el tema se está cerrando y, por lo pronto, no hay tiempo ahora para pololear o cualquier cosa que se le parezca.
Así como me las doy de ave fénix, también he estado en otras situaciones. La semana pasada, después de un par de reuniones que tuve la semana anterior, tuve una capacitación en El Mercurio para poder insertarme en el trabajo. Llegué y todo bien, después de todo, cualquier cosa que haya que hacer con computador me gusta tanto que me entusiasmo y creo que todo es fácil, jeje...
Después de esa reunión nos fuimos a nuestro lugar de trabajo, es decir, Ediciones Especiales Periodísticas. Yo había ido a dos reuniones antes, me había quedado trabajando un rato, pero ahora... sería mi primer día... ¡qué nervios!
Esa mañana en la que llegué, miraba todo con detención mientras caminaba por los senderos del diario. Era un día lindo, con sol... Yo miraba cada rincón y a cada paso que daba, yo me decía: ¡créetelo, acá trabajas ahora! El Mercurio había sido el lugar donde íbamos a dejar trabajos a los "profes" y era un sueño inalcanzable.
Después de la capacitación, llegué a mi "puesto de trabajo" (entre comillas porque es el lugar de una persona que está de vacaciones... claro, ¿creían que ya tenía mi escritorio propio? jeje). Mi editor me dijo qué hacer, qué escribir y comencé mi travesía. Temblaba entera. No podía creer que yo estaba ahí. Gente desconocida rondaba a mi alrededor y me miraba con cara de asombro porque, de seguro, la persona que ellos ven siempre en ese puesto no estaba: veían a un "pollo mojado" jeje...
La verdad es que estaba nerviosísima. Aparte de eso, estoy tomando unas pastillas para adelgazar que me dan una sed incontrolable, así es que tomaba bebida frenéticamente. Escribía una línea y sentía que la leerían muchas personas: esta vez no era un juego, no era aprobar o reporbar... como me dijo una nueva amiga, es "el mundo real". Sobre lo que tengo que escribir no es un tema conocido para mí, así es que he tenido que documentarme al respecto, así es que siento doble responsablidad.
A media mañana, con ese nerviosismo que me duró todo el día y que discimulé lo más que pude, necesitaba contarle a alguien lo que me pasaba: le mandé un mensaje de texto a mi mamá y abrí mi mail para escribirle a quien me denominó "su nueva compañera": El Hincha. Le conté que estaba en el diario, y recibí un mail de vuelta preguntándome si entraría a MSN... me conecté para contarle cómo me sentía. Realmente me sentí muy apoyada, sólo por el hecho de permitirme conversar con él y expresarle mi ansiedad del primer día, aunque fuera "en línea" desde El Mercurio Internet. El almuerzo juntos se canceló porque él fue invitado a comer con su jefazo, jeje... así es que tenía que ir a hacer buena letra el nene, jiji... Pues bien, creo que ha nacido una amistad muy especial con él y con su polola, la Vero, una estudiante en los hechos, pero una colega ya en la realidad. Ella es como yo, nos acostamos a las tantas de la noche jiji... Bueno, ahora no puedo darme mucho esas libertades, pero confieso que como a las 3 de la mañana hemos estado hablando por Google Talk, jeje (ella es de Concepción, porsiaca). Ellos dos son personas muy lindas, y más allá de ser unos periodistas de tomo y lomo, son personas que invitan a una amistad sincera.
Pero no almorcé sola: por esas cosas del a vida me encontré con Vadim Vidal, el periodista que me entrevistó para El Mercurio hace un tiempo. Por supuesto, se sorprendió de verme. Ahora trabaja en la Zona de Contacto y conversamos un poco de su pega y la mía, de cómo llegué y cómo me sentía y de lo que tardaron los otros medios de descubrir OhmyNews (algo al respecto estoy escribiendo en Collage Digital).
Pues, bien, ya han pasado un par de días en los que he ido a trabajar. Me siento muy bien, me encanta todo lo que tengo que hacer. Ya me tocó un día en que me retaron y volví un poco bajoneada, pero con la convicción de que debía demostrar que yo soy capaz, debo demostrar que la confianza que depositaron en mí no es un error.
Hoy fue un día de locos, me dolía la cabeza, estaba cansada y muy nerviosa, tensa al máximo, y mañana y pasado serán peores porque ya se viene el día en que tiene que estar todo listo. Pero en medio de toda esa locura pensaba en lo que amo esta profesión, en lo que me encanta el periodismo, en lo realizada que me siento... yo siempre digo que no me gusta la adrenalina, pues pensar en un salto en benji o en paracaídas me descompone. Pero hoy pensaba, mientras volvía en Metro a mi casa, después de ir a la universidad, que eso de que no me gusta la adrenalina no es cierto en parte, porque el periodismo exige mucho de ella, sobre todo en días como hoy (y vieran lo que me espera mañana pasado...). Esa adrenalina me fascina, como me fascinan los despegues y aterrizajes en avión. En definitiva, haber querido alguna vez en mi vida ser piloto me lleva a pensar que cierto tipo de adrenalina me gusta...


Saldos al día:
  • Nuevos amigos (a ver... son uno, dos, tres, cuatro... ¡weeeeeeeeeeena! :)
  • Estoy viviendo con mi hermana Fernanda en su departamento de Santiago... ya les contaré detalles
  • It's not unusual to see me cry... oh, I wanna die...